Una de las cosas, que muchas veces nos impide ver la manifestación de Dios, es que a veces ¡Fracasamos en tomar iniciativa! A veces no tomamos iniciativa sencillamente por timidez o porque pensamos que es responsabilidad de otros y que no hace falta que hagamos algo sobre el asunto, o sencillamente no hacemos nada por miedo a fracasar.
Hay ocasiones en las que no nos damos cuenta de las consecuencias de nuestra propia inactividad. Nos acostumbramos a que todo llegue solito y no percibimos que, si tomamos iniciativa, llegarán cosas mayores. No tomar iniciativa en algo, por miedo al fracaso, no nos permite llegar a ser grandes conquistadores.
Sin embargo, todo el que ha logrado cosas grandes, es porque en algún momento decidió iniciarlo. Estos le pusieron un ¡Basta Ya! a la situación de solo pensarlo, e iniciaron “Sin Temor” a fracasar.
Salomón dijo algo parecido a que sea lo que sea que hagamos o no hagamos, siempre sufriremos las consecuencias. Por eso, los que dejan todo para más tarde, sufren las consecuencias de hacer absolutamente Nada.
Ahora, considera lo siguiente; ¿Qué es lo que te impulsa? Asegúrate que Dios sea tu motor de arranque. No dependas de tus alrededores, depende de Dios. Dale fin a lo que te intimida, porque Dios te da seguridad.
José, fue un soñador de Cosas Grandes, sin embargo, soñar para sí mismo cosas grandes, despertó la envidia de sus hermanos, y fueron ellos mismos quienes lo vendieron como esclavo; pero su aflicción no terminó allí. Potifar lo envió a la cárcel injustamente, y, sin embargo, José llegó a ser gobernante de Egipto.
El que no toma iniciativa, comienza a sentirse cada vez peor y puede llegar hasta la autodestrucción. No esperes a que alguien tome iniciativa por ti, ni que todos te den la aprobación, porque corres el riesgo de no iniciar jamás.
El deseo de Dios es que te vaya bien en todo. Confía en Dios, no tengas miedo, toma iniciativa, y tu vida será mucho mejor.
- Migdalia Rivera