¿Conoces a alguien que teme hacer algunas cosas? Como por ejemplo, vender algún artículo… ¿?
¡Sí! Hay personas a las que no les gusta vender, pues el hecho de tener que enfrentar el “no” de alguien o tener que insistir, los hace temer, y aunque les des la orden de hacerlo, no lo van a hacer.
La obediencia va de la mano con la autoridad. Y es que, si no tenemos la capacidad de obedecer en algo, tampoco tendremos la autoridad para vencer ese algo.
Cuando Abraham iba de camino para el holocausto de su hijo, Isaac le dijo a Abraham: “¿Dónde está el cordero para el holocausto?”, y Abraham respondió: “¡Dios proveerá!”.
Y es que Abraham creyó, no se debilitó en la Fe y tampoco dudó.
También tenía la autoridad suficiente para obedecer al peor pedido que Dios le pudo haber hecho.
¡Seamos honestos! ¿Habrá algo que todavía te cause miedo? ¿O algo que no te atreves a abandonar por no salir de tu zona de confort?
Bueno, pues… Según el nivel de sumisión, confianza y obediencia que tengas, así será el nivel de autoridad para vencer lo que te detiene.
No escatimes cuando se trate de Dios, porque él mismo Dios no escatimó, y lo afirma Filipenses 2:6-8:
Dios no consideró el ser igual a Dios como algo a que aferrarse. Por el contrario, se rebajó voluntariamente tomando la naturaleza de siervo y haciéndose semejante a los seres humanos. Y, al mantenerse como hombre, se humilló a sí mismo y se hizo obediente hasta la muerte. ¡Y muerte de cruz!
Obediencia no es obligación, obediencia es un agente libertador, pero tu madurez es revelada cuando operas en obediencia.
Ahora, si le quieres dar acceso a Dios en tu vida, camina en obediencia a Él. No tengas temor a salir de tu zona de confort y practica la obediencia, porque la obediencia es el camino a una vida mayor.
Migdalia Rivera.