Hay colchones que son muy cómodos, mientras que hay otros que son muy incómodos.
Y un día, alguien me aconsejó una vez que hay dos cosas en las que nunca debemos escatimar para gastar dinero: la primera, son los zapatos. Porque ellos te sostienen todos los días y te acompañan a cada lugar en donde quiera que camines.
Y la segunda cosa en la que deberías de gastar lo que sea necesario, es en un buen colchón, porque es el lugar a donde llevas tu cuerpo todos los días para descansar.
¿Sabías que hay personas que hacen de sus problemas el descanso eterno?
ES decir, viven toda la vida durmiendo sobre los problemas. Convirtiéndolos en un colchón para querer descansar.
¡Un lugar súper incómodo! Pero se aferran a él. Se aferran a dormir en los problemas y los aceptan como el colchón en el que les ha tocado dormir.
Vivir en nuestra propia comodidad es hacer de nuestro lugar de descanso temporal, el último milagro de Dios.
Dios te está llamando a pasar el tiempo de prueba en un lugar más cómodo.
Dios siempre habló de descanso. No habló de “acomodarnos”, pero sí de descansar.
El Salmo 23: 1-2 comienza diciéndole
El Señor es mi pastor, nada me faltará; en verdes pastos me hace descansar.
No hagas de tus problemas el lugar de descanso permanente. No creas que así te tocó vivir, pues Dios te ofrece pastos verdes. Nunca te ahoga. Él te ofrece un lugar de descanso en medio de la prueba.
Y todo lo que vives hoy, ¡pasará!
Tu dolor, y hasta tus pruebas terminarán cuando confíes en Dios.
De hecho, tus peores momentos terminarán cuando decidas confiar y reposar en el mejor lugar: En Dios.
Migdalia Rivera.