Lo primero que Dios hace cuando nos mueve de la comodidad, es incomodarnos. Y suena duro, ¿verdad?
Lo que sucede es que cuando Él se da cuenta de que te acomodaste demasiado en un lugar de paso, te incomoda un poco para que no te quedes ahí.
Y es que los momentos de incomodidad son tiempos de expandir visión. Son tiempos de pedir revelación para que podamos saber qué es lo que Dios está tratando de revelar.
Y Dios te ama tanto, que Él desea que vayas de Gloria en Gloria.
Ahora bien, la Biblia nos habla de Elías, y nos cuenta que hubo una ocasión en donde este se había acomodado en casa de una viuda con su hijo porque allí encontró milagros de Provisión y Protección.
Sin embargo, Dios le habló y le pidió que se moviera de allí. Y él, que confiaba plenamente, obedeció y salió. Y si buscas la historia, te darás cuenta de que lo que Elías vivió desde ese momento, fue mayor que lo que había visto antes.
Entonces, cuando nos sentimos incómodos, es porque existe una gran probabilidad de experimentar el Poder sobrenatural de Dios.
Pero si vives toda la vida en tu propia comodidad, detendrás el Poder que Dios desea manifestar en ti, porque Él no quiere verte estancado en tus propias comodidades o pensamientos… Al contrario, quiere ir transformándote a su imagen de Gloria en Gloria.
Pero todo depende de ti. Todo depende de tu voluntad para hacer o aceptar cosas.
Por ende, detecta lo que se ha convertido en tu lugar de comodidad y, a su tiempo, despídelo y conéctate de inmediato con el Poder que Dios siempre tiene disponible para ti.
Eso sí, acepta que Él es real aún en momentos de tu prueba, porque si te sientes incómodo ahora, es porque Dios te está llevando a lo extraordinario y a una Gloria mayor.
Migdalia Rivera.