Cuando se trata de lograr algo, ¿eres pasivo o prefieres esforzarte para lograrlo?
Y es que, en muchas ocasiones, existe una necesidad que te impulsa a hacer algo. Sin embargo, no deberías esperar a encontrarte en medio de una necesidad para darle inicio a tu proceso de comenzar.
¡Ponte a pensar! Esperar a que la necesidad llegue para que puedes moverte a hacer algo, es simplemente no tener iniciativa, es afirmar estancamiento, y el estancamiento es peligrosísimo, porque es la puerta al sedentarismo (aunque no lo creas), a la dejadez, a las pocas ganas de luchar por tus metas y por tus objetivos, y a que, por último, la vida te dé igual.
Cuando esperamos una necesidad para iniciar algo, cualquiera que sea el plan que tengamos en mente, es porque no tenemos una visión que nos mantenga de pie y, sobre todo, caminando y motivados a ir por ello.
En estos casos, cada recompensa siempre está limitada o amarrada a una necesidad. Y al respecto, y muy oportunamente, Mateo 11:12 dice:
Desde los días de Juan “El Bautista”, hasta ahora, el Reino de los Cielos ha venido avanzando contra viendo y marea, y los que se esfuerzan, lograrán aferrarse a él.
Entonces, tu vida no debe tomar dirección solamente cuando dependa de una necesidad. Al contrario, una visión acompañada de iniciativa con Fe, moverá el Trono de Dios para que sea manifestada dicha visión.
Ahora, te voy a poner un ejemplo.
Moisés era un hombre inseguro de sí mismo, tenía baja autoestima, y por si fuera poco, era tartamudo. Si te pones a pensar, tenía todas las de perder, o mejor dicho, quizás él pudo haber llegado a sentir que no tenía nada que perder…
Sin embargo, decidió dejar a un lado los pensamientos de necesidad y aceptó un reto que canceló la necesidad de alguien a quien se le había depositado una visión.
La iniciativa de José le permitió a Dios usarlo para que llegase a ser el instrumento para sacar a los israelitas de Egipto, y liberarlos de la esclavitud en la que vivían.
Por ende, mi mensaje de hoy es claro: ¡No seas tan pasivo que llegues a estancarte! No te acostumbres a esperar la provisión sólo en momentos de necesidad. Recuerda que la provisión de Dios está disponible para ti ¡todos los días de tu vida!
No olvides que el tiempo de necesidad es sólo una puerta para que crezca tu visión y tomes iniciativa, porque ¡tu verdadera necesidad es Dios!
¡Esfuérzate!, porque él tiene infinidad de cosas maravillosas para ti, pero que esperan por tu iniciativa para ser manifestadas…
Migdalia Rivera.