Y si te digo que tienes que rendirte, quizás dirás: “¿Rendirme yo? ¡Jamás!”.
Y sí, tenemos que ser fuertes y valientes, pero no con la fuerza que conoces comúnmente…
Muchas veces pensamos que rendirse es estar derrotado, o que es fracasar, sin embargo, en Dios, rendirte es ganancia.
Jesús se entregó en obediencia por amor a ti para ganar y vencer y darte vida en abundancia y victoria sobre toda situación.
Puedes rendirte, claro que sí, pero no rendirte para dejar de luchar. Es luchar, pero correctamente, reconociendo a Dios.
Rinde a Dios tu voluntad, tus miedos, tus finanzas, tu familia, y estarás activando unas fuerzas que ya están en ti.
Mientras más grande sea tu nivel de entrega, mayor será tu fuerza para vencer.
Migdalia Rivera.