Debes aprender primero, antes de que Dios te use. De hecho, Moisés también se vio obligado a aprender antes de que Dios pudiera usarlo de manera significativa.
Y es que Dios le pidió a Moisés que sacara a los israelitas de la esclavitud de Egipto, pero fueron demasiadas preguntas las que antecedieron el acto de obediencia de este hombre.
“¿Y quién soy yo para presentarme ante el faraón y sacar a los israelitas de Egipto?”, preguntó Moisés.
“¿Y qué hago si no me creen y no me hacen caso? ¿Qué hago si me dicen “el Señor no se te ha aparecido”?”…
¿No se te parece esto a la palabra “inseguridad”?
Dios está lidiando con un hombre lleno de miedos e inseguridades, pues ¿cómo es posible que Moisés creyera más en lo que el pueblo iba a responder que en lo que Dios ya había dicho?
Entiendo que todos, en algún momento, hemos vivido a expensas de miedos e inseguridades, pero de igual forma te digo que debe llegar el momento de creer para vencer.
Así que no hagas más preguntas, no des más excusas, porque mostrar inseguridad te debilita, y cuando la cobertura de Dios está presente, saldrás bien porque, cuando crees, la responsabilidad no es tuya. Más bien es responsabilidad de los demás creer que Dios ya te guió.
Y ten presente que habrán preguntas que jamás serán contestadas. También que sucederán cosas de las que la misma lógica no podrá darte una respuesta. Pero, sobre todas las cosas, ¡cree y confía en Dios!
¡Para! ¡Para de hacer tantas preguntas! Porque la contestación a tus preguntas antes de tiempo, podría cancelar tu Fe, que es la que mueve a Dios.
Camina. Cree. Activa tu Fe y confía… que Dios responderá.
Migdalia Rivera.