¿Te ha sucedido que en el camino hacia la obediencia a Dios sientes que llevas mucho tiempo esforzándote y pierdes las fuerzas?
Lo maravilloso es que, a aquellos que aceptamos al Señor, nos cubre una promesa de Jesús que se encuentra en Mateo 11:28:
Vengan a mí todos ustedes que están cansados y agobiados. Y yo les daré descanso.
Y es que hay cosas que se van acumulando en nuestras vidas que son las que nos añaden cargas al punto de que el peso es tanto, que ya lo único que quieres es rendirte.
Por ejemplo, el no perdonar es una situación que añade mucho peso a las personas. También las deudas, un conflicto en el matrimonio, hasta simplemente un empleado en tu compañía puede provocar una carga en ti.
Entonces, aunque hayan momentos en tu vida en los que sólo quieres tirar la toalla y renunciar porque ya no aguantas ni un día más, yo te digo, en el nombre de Jesús, que recuperarás las fuerzas, aún después del cansancio.
De hecho, el Salmo 34:19 dice:
Muchas son las angustias del justo, pero el Señor lo liberará de todas ellas…
Siempre vendrán momentos de angustia, pero confía en Él y persevera para no flaquear, porque Dios te librará de toda situación.
Por eso, cuando todo parece ir mal, cuando estés agotado por el trabajo, cuando la gente no se comporte como esperabas, cuando ya no tengas más dinero para pagar tus cuentas, cuando la gente no te comprenda y ya te sientas agotado y sin fuerzas, clama…
Clama, como Dios le pidió a Jeremías que clamara la segunda vez que estuvo preso en el patio de una cárcel y le dijo:
Clama a mí, y yo te responderé. Y te daré a conocer cosas grandes y ocultas que tú no conoces.
Vendrá la paz de Dios y quitará el peso de toda situación.
Su paz te cubrirá, y todo cambiará…
Migdalia Rivera.