¿Qué escogerías? ¿Experimentar milagros de vez en cuando o vivir una vida entera llena de milagros?
¿Recuerdas en Marcos 6 cuando Jesús envió a sus discípulos a irse adelante de la otra rivera mientras que Él despedía a una multitud? Y luego de despedir la multitud, subió solo a orar al monte.
Al parecer, Jesús había dejado a sus discípulos solos, a la multitud, y hasta parecía que Él mismo se había quedado solo… ¡Pero no fue así! Porque en la madrugada, cuando Jesús estaba en tierra, que bien dice la Biblia que estaba solo en el lugar de oración, desde dónde estaba, vio que los discípulos hacían grandes esfuerzos para remar porque tenían el viento en contra.
Entonces, Jesús se acercó a ellos caminando sobre el agua. Y los discípulos, al verlo, creyeron que era un fantasma y comenzaron a gritar llenos de miedo por lo que veían. Pero, enseguida, Él habló con ellos y les dijo: “¡Cálmense! Soy yo. ¡No tengan miedo!”.
Esta historia muestra dos lugares distintos: Tierra y mar.
Para los discípulos, en tierra era donde los vientos habían estado a favor, donde ocurrieron milagros… Pero en medio del mar, fue donde el viento estaba en contra.
En el mar, mientras tanto, trabajaron doble. Fue allí donde creyeron que podrían hundirse, donde sintieron que perdían fuerzas, y hasta se fatigaban. Sin embargo, en el lugar de peligro, fue donde Jesús hizo el milagro.
Allí parecía que los vientos eran contrarios, pero Dios estaba a favor.
Recuerda que Dios camina sobre tus dificultes. Él siempre está al pendiente.
Aunque veas la situación contraria, si crees que vives donde Dios está presente, los milagros siempre estarán a tu favor.
Porque tú podrás estar en prueba, dolor o decepción, pero si entiendes que Dios siempre estará a tu favor, los milagros siempre ocurrirán.
Cree que Dios no te ha dejado solo(a) y que Él te ve a cualquier distancia porque Él es Omnipresente.
Por eso cree que tú milagro ¡ya viene!
Migdalia Rivera.