¿Le llamas conflicto o le llamas oportunidad para buscar una solución? Como quiera que sea, déjame decirte que en Dios encuentras todas las soluciones.
Recuerda que no hay nada nuevo bajo el sol, lo que nos asegura que todo fue creado y que la muerte de Jesús en la Cruz, solucionó todo.
Entonces, por eso mismo, ¡todo tiene solución!
Ahora bien, la Biblia nos revela infinidad de conflictos, pero permíteme hablarte del conflicto entre Abraham y Lot, un tío en “guerra” con su propio sobrino, porque cada uno tenía sus rebaños que prosperaban enormemente, y luego, esos rebaños no cabían en el lugar en donde estaban.
El conflicto entre Abraham y Lot no era por falta de algo, más bien era por abundancia de pertenencias.
Aunque la solución que proponía Abraham de separarse, que parecía una pelea de territorios, la verdad era la solución perfecta, pero estos se separaron amigablemente. Ambas partes perfectamente conformes a solucionar el conflicto, y por eso Dios le dice a Abraham, en Génesis 13:16:
Multiplicaré tu descendencia como el polvo de la tierra.
Entonces, cuando tú eres guiado por Dios, no hay vencedores ni vencidos, sino que todos salen ganando, porque cuando confiamos en Dios, los conflictos no son vistos como un problema.
De hecho, un conflicto debe ser la base para madurar y realizar los cambios que sean necesarios para el beneficio de todos. Lo que hace difícil la situación es esperar demasiado pensando que quizás todo se va a resolver solo.
Entonces, ¿ves cómo se puede caer en una trampa fácilmente?
¡Pero no te preocupes! Todo es cuestión de tener la mente de Cristo y creer que siempre habrá una solución que esté bendecida por Dios.
Además, creo que vivir una vida entera en conflicto, es hacer de los problemas la primera prioridad, mientras que vivir en Dios, es hacer de los problemas el canal para encontrar cada solución.
Entonces, ¿cómo hacemos para encontrar la solución a una situación?
Primero, acepta a Dios, y cree en Él. Pero ojo, no es el creer de decirlo, es el creer que se vive.
Segundo. Debes tener disposición, rendir tu voluntad y vivir con Fe para que puedas ver llegar cada solución.
Y tercero, permítele a Dios operar y no te desesperes, pues no olvides que Jesús, al morir en la Cruz, trajo consigo todas las soluciones.
Migdalia Rivera.